Friday, December 19, 2014

X- ¿Qué clase de nombre es ese?

Roman se ocupaba de los caballos y Dean montaba la tienda, cuando Seth, que estaba cocinando con Cream, le preguntó qué iba a hacer en el monasterio.

'¿Vas a hacerte monja?¡
'No puede ser monja' dijo Dean acercándose. ' Las monjas llevan bigote y ella no tiene'.
'¿En serio?', y al ver reir a Seth, miró a Dean con divertido reproche, 'ohhhhh, ¿no te da vergüenza reirte de mí?'
'En serio, ¿por qué vas allí?'
En realidad, Cream no lo sabía, Abuelita le dijo que quería que se fuera con la caravana, y ella la miró primero sorprendida y luego aterrada, ¿Separarse de ella? ¿Abandonar las tierras altas? ¿Por qué? ¡No quería hacer eso!
'Soy ya muy vieja, mi amor, y sabes que mis huesos no soportarán mucho más dolor. Necesito encontrar un sitio en el que poder descansar. Ahora eres una mujer, y es tiempo de que te plantees tu futuro. Este no es lugar para ti. Cuidarán de mí como prometieron, pero tú debes irte con la caravana. Debe ser así, Cream, debes educarte, con esta gente hallarás  el futuro que te corresponde. 

Cream y su abuela dejaron su hogar. Al segundo día, abuelita marchó con un guía hacía la casa de retiro. Cream se había abrazado a ella, llorando, rogando.
‘Escúchame, mi niña, mi amor. Vete ahora, encuentra tu sitio, haz que me sienta orgullosa de ti. Un día volverás y entonces cuidarás de mí, como yo te he cuidado estos años. estaremos juntas y no volveremos a separarnos'.

'Creo que voy  allí a encontrar mi futuro, signifique eso lo que signifique. Así podré volver a buscar a mi abuela'
'¿Qué futuro?' preguntó Dean, que se había sentado con ellos. Roman también estaba allí. Habían notado cómo se emocionaba al hablar de su abuela, y ahora se preguntaban qué clase de futuro podía encontrar una campesina en el monasterio, excepto servir a las damas nobles que lo habitaban. Y eso no ayudaría a Cream a volver y ocuparse de la anciana.

La joven se encogió de hombros, y aquella sonrisa que había empezado a calar en sus compañeros, apareció en su carita.
'Quizá deba intentar que me crezca el bigote, si ser monja me puede ayudar'.
'Apuesto a que la casan con algún imbécil. Tú tienes que ser lista, Cream, y conseguir casarte con un idiota que sea muy rico y te ayude a reunirte con tu abuela', aconsejó Dean, y se vio sorprendido por la expresión de horror de la niña, '¿qué pasa? Eso es lo que hacen en el monasterio, o se hacen monjas o sirven a las damas hasta que consiguen casarse, no?'
'Pero... ¡yo no quiero casarme ahora!'
'Claro que no, no hagas caso de este imbécil, eres demasiado joven' , y Seth le preguntó cuántos años tenía.
'El mes pasado cumplí quince'.
'¿Lo ves? Pero dentro de unos años estarás preparada para tener un buen marido y podrás llevar a tu abuela a vivir contigo'.
Seth le sonrió tranquilizador. Quince años. Ahora que la conocía mejor, no le sorprendía.
'¿Pero necesito un marido? Quiero decir, ¿es eso lo que tengo que hacer en el monasterio? ¿Casarme?'
Sonaba tan trágico que Dean sintió compasión y trató de arreglarlo.
'Bueno, sí, aprenderás a cocinar, a llevar la casa, a cuidar de tu marido... entonces estarás preparada. Y verás como es mucho mejor que servir a las damas, estarás agradecida de perderlas de vista'.
'¿Tú crees? Pero... bueno, yo soy una dama...'
Se hizo un silencio. Seth miró a sus amigos y habló despacio.
'¿Qué quieres decir con eso de que eres una dama?'
'¿Qué quiero decir?  Pues eso, que soy una dama.'
Ahora habló Dean.
'Dijiste que te llamabas Cream. ¿Qué clase de nombre es ese para una dama?

Thursday, November 27, 2014

IX- ¿Quieres montar conmigo?

Hasta un par de días más tarde no mantuvieron una verdadera conversación.

Algo había cambiado desde la noche de las pesadillas. Quizá Cream empezó a pensar que realmente querían ayudarla, o tal vez es que no pudo evitar ser ella misma.






























Al principio se miraron unos a otros, divertidos, cuando empezó a correr de uno a otro preguntando cómo podía ayudar a levantar el campamento. La dejaron empaquetar algunos bultos y se burlaron de su canturreo. Cream se rió tanto cuando Dean empezó a imitarla, que se lo ganó por completo.

Era una niña, y terriblemente delgada, pero quizá fue Seth el primero en darse cuenta de lo bonita que era cuando se reía, o se sonrojaba, o ponía caras y decía '¡aggg asqueroso!', al oir algunos de sus rudos chistes.
Era el rey de los romances, no podía evitar coquetear y empezó a hacerlo con ella, por broma, y se sorprendió al darse cuenta de que era realmente divertida. Era incapaz de coquetear, pero tenía un sentido del humor rápido y seguía las bromas, y resultaba adorable cuando le agradecía los piropos, sacándole la lengua si se pasaba de la raya.

Incluso Roman era más agradable con ella. Después de hacerle de niñera aquella noche, Cream parecía haberle perdido un poco el respeto a su tamaño y sus modos huraños.

El tercer día de su viaje fue definitivo.

Siempre había cabalgado con Seth,  pero esa tarde, Dean le tendió una mano para ayudarla a subir a su caballo antes de que Seth estuviera en su silla.
Cream miró a Seth. El puso cara de 'qué demonios se cree', haciéndola sonreir, pero luego asintió, y ella aceptó la mano de Dean. Ninguno de los dos se arrepintió. Cuando volvieron a detenerse, a Cream le dolía la cara de tanto reír, y él nunca había tenido un aspecto tan relajado, con una sonrisa enorme que le daba un aspecto encantador.

Durante la cena, todos rieron y bromearon. Cream, incrédula, vio a Roman sonreirle por primera vez.

De hecho, había sonreído mucho esa tarde, escuchando la absurda conversación que mantenía con Dean. Le gustaba su risa. Era fresca. Y sincera.

Tal vez por eso dijo que era su turno ' de aguantar a la niña'. Fue divertido ver la sorpresa en su carita, y no pudo evitar sonreír cuando ella saltó para coger su mano, como si temiera verle cambiar de opinión si no era suficientemente rápida.

Porque Cream había entendido de sobra que eran un equipo. Y, mientras tuviera que viajar con ellos, quería formar parte del mismo.

Desde ese momento, se turnaron para llevarla en sus sillas. 
Habían estado cabalgando así la noche que hablaron por primera vez.

Capítulo anterior - Faltan muchas horas aún

Monday, November 24, 2014

Faltan muchas horas aún

La campana del monasterio ha sonado. Todavía han de pasar muchas horas hasta el amanecer, pero Cream sabe que no va a poder dormir. Faltan muchas horas aún, pero, ¿quién tiene prisa? Ella no.
Capítulo anterior: ¿Alguna vez has tenido miedo de algo?

Sunday, November 23, 2014

VIII- ¿Alguna vez has tenido miedo de algo?




La chica  Loucester se acercó. De su mejilla colgaba carne lacerada, mostrando un músculo rojo y blanco que se movía rítmicamente.

'Nos abandonaste', susurró. 'Nos abandonaste y dejaste que esto sucediera'.
'No', gimió Cream. El miedo la paralizaba completamente. 'Os lo dije, teníais que moveros'.
'Me abandonaste a MI. Nadie abandona a un Loucester'.

Cream gritó y se sentó, perdida en la oscuridad, esperando que la mano del fantasma la cogiera por el brazo en cualquier momento.

La voz de Roman, desde un lado de la tienda, la ayudó a darse cuenta de que estaba soñando,

'¿Estás bien?'
'Una pesadilla'.
'Vale'.

'Eso', pensó ella, 'vale'. Vale. Los muertos no vuelven, ¿verdad? Y si lo hicieran, la chica Loucester  no tenía ninguna razón para perseguir a Cream. No era culpa suya que hubiera muerto y se la hubieran comido las bestias.

Sonidos resbaladizos al otro lado de la fina pared de la tienda, algún animal se aproximaba. ¿Sería salvaje? ¿O tal vez fuera... el cadáver de una chica con media cara devorada?

Sin aliento, Cream se escondió bajo la manta sucia. Abuelita... ojalá pudiera llamarla. Abuelita sabía todo lo que se puede saber sobre los animales salvajes, y podía cuidarse de los fantasmas con su mente clara y su sonrisa fácil. '¿Volveré a verte, abuelita?', y trató de ahogar un gemido, pero no pudo.

Oyó al gigante moverse, y su voz sonó cerca ahora. Tan cerca que si alargaba la mano, podría tocarle.
'¿Seguro que estás bien? ¿Necesitas salir a me... orinar?'

Desde que los encontró, Dean y Seth había sido los parlanchines. No es que realmente hablaran mucho, pero por lo menos habían mantenido algo parecido a una relación con ella. El gigante no. Y Cream tenía la sensación de que no confiaba en ella, o que la veía como un problema.

Ahora estaba sentado en la oscuridad, inclinándose hacia ella, ofreciéndole todo lo que pensaba que ella podía necesitar. 'Ha comido,... lo mismo lo que necesita es salir al bosque'. Fantástico. Pero por lo menos lo estaba intentando.
'Lo siento', y la voz de Cream era tan fina que se inclinó más para escucharla. 'Estoy asustada'.
'¿De qué?'
Claro. Probablemente él nunca había tenido miedo de nada. Cómo iba él a entender lo que una niña de su tamaño y condición podía sentir. Mejor contestaba que estaba bien, e intentaba pasar la noche sin molestar a nadie y...

'¡De todo! De los animales salvajes, de la gente que atacó la caravana, de... ¡de los fantasmas!'
'Hey, shhh shhh, no llores'.
'Lo siento'.
'No digas lo siento, pero no tengas miedo', dijo la voz profunda en la oscuridad, ' no hay motivo para tener miedo'.
'¿Todo bien?', otro susurro. Seth estaba despierto también.
'Sí', contestó Roman, y se volvió hacia Cream. 'Escucha. Estoy aquí. Duerme sin miedo. Yo estoy aquí, no voy a moverme. Y créelo, si cualquier animal, hilly o fantasma se atreve a aparecer, va a sentirlo de verdad'.
Toooma. Cream sonrió. Sí, claro que lo creía.
'Gracias, me siento mucho mejor'.
'Estupendo'.

Cream permaneció allí tendida, sonriendo. Esperó a que el gigante regresara a su manta, pero él se hizo sitio y se quedó acostado a su lado. No olía exactamente a perfume. Sudor de caballo en el cuerpo de un hombre sucio. Sí, pero, de algún modo, olía a seguridad. Tal vez él no confiara en ella, pero ella confiaba en él.

Antes de darse cuenta, Cream se quedó dormida.



Wednesday, November 19, 2014

VII -No gran cosa como mujer

Al día siguiente tuvieron más suerte. O quizá no. Encontraron a las chicas.

Seth dijo que los animales acudieron para comerse los restos cuando ya habían muerto congeladas, pero quién podía asegurarlo.
La chica de Loucester tenía una expresión de horror en el lado de la cara que aún conservaba, que impresionó a Cream, y más tarde, esa noche, la persiguió en sueños.


Dean observaba a la niña, inclinando su cuerpecillo frágil para entrar en la tienda.
'No es gran cosa como mujer, pero en caso de necesidad, serviría'.
'Bromeas. Es un ratoncito, todo huesos bajo ese vestido de saco. ¿Qué edad puede tener? ¿Doce? Dudo que ni siquiera tenga tetas'. Los ojos soñadores de Seth miraron el fuego, seguramente evocando alguna otra mujer muy real, con tetas reales.
'Hm... pero su cabello es bonito'
'Sí, cierto'
‘Basta’. Los dos hombres levantaron los ojos hacia Roman.’Dejadlo. Por lo que sabemos, es una virgen del monasterio. Por lo tanto, la llevaremos allí y que no se os ocurra ni pensar en tonterías con ella'.
‘Sí, claro'. Dean tenía que discrepar, estaba en su naturaleza. No podía evitarlo. '¿Y qué pasa  si ya no es virgen? ¿Qué pasa si nos culpa a nosotros?'

Roman sostuvo la mirada de Dean. No parpadeó hasta que la voz gruñona de Dean admitió, 'vale, bromeaba'.
‘Yo haré la primera guardia, idos  a la cama’.
Seth se levantó y estiró los brazos con un gran bostezo..
‘ Hey, hey. La niña llegará virgen y a salvo al monasterio, y nosotros llegaremos, no vírgenes, pero sí a salvo también... al Recibidor Blanco'.


‘¡Creedlo!’, corroboró  Dean, y los tres rieron y chocaron sus puños sobre el fuego.

Capítulo anterior: Buscando supervivientes

Saturday, November 15, 2014

VI- Buscando supervivientes

Acabada la comida, los hombres preguntaron a Cream si sería capaz de volver al lugar donde dejó a sus compañeras, y decidieron intentarlo.

Voz amable la llevó en su caballo, y cabalgaron hasta que cayó la noche.
Entonces dos de ellos levantaron una pequeña y sucia tienda mientras el otro preparaba algo más de carne, y Cream se sentaba cerca del fuego porque las temperaturas eran muy bajas de nuevo.


Comió en silencio, pensando si realmente estaba tan bueno o es que estaba muy hambrienta. 
Los hombres estaban callados la mayor parte del tiempo, y ella no se atrevía a hablar.

Voz gruñona le dijo que fuera a orinar al bosque (ella se sintió tan avergonzada, pero, de cualquier modo, necesitaba hacerlo), y cuando volvió le dio una manta apestosa y la mandó a la tienda.

Voz amable y el giante silencioso la siguieron al cabo de un rato, y `Cream pensó que debían haber organizado guardias, porque durante la noche estuvieron entrando y saliendo de la tienda. O tal vez, se dijo acurrucándose bajo la sucia manta con una sonrisa secreta, tal vez salían a orinar al bosque.


Thursday, November 13, 2014

Nadie espera que una novia tenga hambre


Cream no tiene hambre esta noche.
No ha comido mucho los últimos días, pero nadie espera que una novia tenga hambre, por lo que todo parece ir bien
Capítulo previo : ¿Por qué lloras?

V- ¿Por qué lloras?

‘Shhhh’ 

Dean hizo un gesto y Seth se detuvo a media palabra. No había oído nada, pero Dean tenía mejor oído.
Siguió los movimientos cautelosos de su amigo. Una mirada rápida le confirmó que Roman estaba tambien alerta.
Dean se movió hacia la izquierda, donde llegaba el camino, y se detuvo de repente.
'¿Qué mierda...?'
'¿Qué ?'

Entonces la vio él también. Una niña muy joven, delgada y blanca casi hasta la transparencia. Tenía una masa revuelta de cabello dorado, mezclado con hojas, y por un segundo, su vena romántica le hizo pensar en un hada del bosque. Dean habló, y la ilusión se convirtió en lo que era, sólo una chica flacucha, sucia y asustada.

'Eh, niña, quién demonios eres y qué haces aquí?'

Cream se quedó quieta. Caramba, era un tipo enorme, y parecía enfadado. Reconoció su voz como la gruñona, y entonces escuchó la voz amable y otro hombre alto apareció. Este tenía el cabello largo, y llevaba barba oscura. Incluso sucio como estaba, era muy apuesto.

'Cuidado. Puede ser una trampa'.
'Yo... yo ... yo no soy una trampa. Me he perdido. Estaba en la caravana. Crucé el río'.
Empezó a llorar. Estaba tan hambrienta, tan asustada, y ahora esos hombretones la miraban como si pudiera hacerles algo malo, o sea que no le iban a dar comida ni iban a ayudarla.

Escondió la cara en las manos y lloró desconsoladamente, hasta escuchar otra voz, profunda y ronca.
'¿Qué es esto?'
Roman  miró a sus amigos. Dean se encogió de hombros y dijo, 'una chica', y Seth trató de tranquilizarla.

'Eh, no hay por qué llorar, no vamos a hacerte daño... ¿cómo te llamas?'
‘Cream’,  se las arregló para sorber y hablar al mismo tiempo, e hizo lo posible para contestar sus preguntas, qué había pasado, cómo llegó allí... ¿había más supervivientes? ¿Tres chicas más? ¿Dónde estaban?
 Entonces dejaron de hablar y se quedaron mirándola. Cream empezó a llorar otra vez. Los hombres se miraron, bastante incómodos por la situación.

'Joder, no llores, nadie va a hacerte daño', dijo el de la voz gruñona, pero voz amable fue más dulce.
'No llores, cariño, ¿estás asustada? No tienes por qué, te ayudaremos a encontrar a tus amigas y os llevaremos sanas y salvas al monasterio, ¿de acuerdo?'
'De acuerdo'.
'Entonces, ¿por qué sigues llorando, cariño?'
El hombre tenía unos ojos castaños muy dulces y estaba sonriendo.
'Porque tengo mucha hambre', sollozó ella, tapándose la cara, y escuchó reír al de la voz amable, y voz gruñona dijo, 'por amor de Dios, dadle algo de carne antes de que nos vuelva locos a todos con sus balbuceos'.
Cream no pudo verlo, pero sonreía al hablar.


Sunday, November 9, 2014

IV- Muerta de hambre

La voz venía de la derecha.
Más sonidos. Voces masculinas, y caballos.
Una de las voces se quejaba, la otra reía haciendo enfadar a la primera que preguntaba si quería comprobar lo rápido que podía patearle el culo.

La voz divertida contestó que se relajara, y preguntó si no había tenido bastante pelea cuando pusieron a los palurdos en fuga. La voz gruñona lamentó haber llegado demasiado tarde para evitar la masacre.





El corazón de Cream latió más fuerte.
Los hombre eran buenos. Habían ido a ayudar a los de la caravana, pero llegaron tarde.
Se puso su , oh milagro, casi seco vestido, (entonces, ¿cuánto rato había dormido?), y buscó valor para salir y enfrentarse a las voces.

Si se equivocaba, si eran malos, no tendría escapatoria. Esperó, pero las voces se había alejado y no eran tan claras ahora.

En ese momento, un delicioso aroma a carne asada la rodeó y supo que iba a arriesgarse.
Alisó su pelo revuelto con las manos y salió del matorral.
Se moría de hambre,

Saturday, November 8, 2014

III - Durmiendo bajo los arbustos


No sabía cuánto había andado, pero no se detuvo hasta que el sol estuvo alto en el cielo.
Había sido un paseo aterrador, intentando no escuchar los ruidos del bosque (sentía pánico a los osos, ¿habría osos en ese bosque? ), y al mismo tiempo, manteniéndose alerta ante cualquier sonido que pudiera advertirla. ¿Estaba persiguiéndola algún enemigo, fuera este quien fuera?

El sol calentaba bastante, y ella estaba tan cansada...
Los matorrales aparecieron como una señal, allí podría esconderse, quitarse la ropa y dejar que se secara.
Se abrió camino bajo los arbustos, y consiguió quitarse el traje húmedo, abriendo un espacio suficiente para acurrurcarse en el suelo. 
Sintiendo la caricia del sol como un regalo del invierno, Cream se quedó dormida bajo el follaje.

Friday, November 7, 2014

El olor de la lana húmeda

Cream se estremece. Ha pasado tanto tiempo, y todavía puede sentir el peso de su vestido mojado, el olor de la lana húmeda, adheriéndose a sus piernas y atrapándolas.

Se arropa en su bata de seda, lo único que lleva puesto. Sus ojos vagan hacia la ventana, aunque en realidad, no está viendo nada, perdida en sus memorias.


II - Debemos seguir andando

Cream no conocía a aquellas chicas, eran mayores que ella y probablemente viajaban en otro vagón de la caravana, pero ellas sí parecía conocerse entre sí, y demostraron cierto respecto hacia la más alta cuando esta se puso de pie y dijo que no iban a venir más chicas, ni soldados, ni monjas.







'Están todos muertos, ahogados o el enemigo les ha cogido prisioneros'.
'¿Quién es el enemigo?', preguntó Cream, pero nadie se tomó la molestia de contestarle.
'Vámonos antes de que crucen el río y vengan a por nosotras'.
Era una idea demasiado horrible para pararse a discutirla, de manera que echaron a andar.

La chica que gimoteaba fue la primera en caer de rodillas y decir que no podía seguir andando. La joven  alta la hizo caminar algo más, pero cuando volvió a caerse y empezó a gemir más fuerte, realmente estaban las cuatro exhaustas y heladas en sus ropas empapadas.

La segunda y última vez que Cream habló con sus compañeras, fue cuando la  chica alta dijo que de acuerdo, que se detendrían, y propuso buscar  hojas o mohos  para cubrirse con ellos, y descansar.


‘No’, dijo ‘hace demasiado frío, tenemos que seguir en movimiento. Si tenemos suerte, cuando amanezca  puede que haga un poco de sol, entonces podremos parar  y descansar. Si no seguimos andando, no sobreviviremos a esta noche’.

Allá en lo alto de las montañas, en su tierra natal, había sido testigo de casos similares más de una vez. El invierno nunca era un juego. La gente moría en el frío de la noche, y su cuerpo congelado era hallado por la mañana. Abuelita siempre le decía que debía permanecer en movimiento si alguna vez se encontraba perdida en una noche de invierno. Pero no le había sucedido nunca. Hasta ahora.

La chica alta empujó a Cream con tanta fuerza que cayó sentada. No pudo evitar un grito, aunque más de sorpresa que de dolor real. Inclinándose sobre ella, la chica murmuró, 'no te atrevas a volver a contradecirme nunca, pedazo de mierda. Soy una Loucester de Loucester'. 

Cream se levantó frotándose el trasero. Podía haberle dicho a la Loucester que ella era una Zenn de las Tierras Altas, y qué? Pero tan solo se dio la vuelta y se marchó sin decir una sola palabra.

I - Salta o muere

Las nubes cubrían la luna, haciendo la oscuridad de la noche aún más completa.
Correr detrás de las monjas, oyendo los gritos, la lucha, las maldiciones y ruegos en medio de la oscuridad, era demasiado aterrador para permitir a las jóvenes comprender qué era lo que estaba pasando.

Corrieron hacia el río. El único posible escape a aquel infierno parecía ser saltar al río y nadar, cruzar a la otra orilla antes de que los diablos cortaran también aquella salida.

Las mojas empujaban  a las aterrorizadas muchachas como a ganado, gritando y tratando de hacer que se metieran en la gélida corriente. Pero en la oscuridad, el sonido del agua no era precisamente amigable.

Aunque Cream sabía nadar, los ríos de su Tierra Alta le habían enseñado que nunca se debe confiar en ellos. Cream no hubiera confiado en las intenciones de ningún río a plena luz del sol, y ahora la monja le estaba diciendo que saltara al agua en la oscuridad.

'¡No, esperad!', dijo, pero la mujer la empujó sin miramientos, y cayó en medio de los gritos de las otras. Al emerger, escupiendo agua, su instintó la guió.
Pateando su falda empapada con todas sus fuerzas, nadó rodeada por el pánico de las chicas que salpicaban a su alrededor, intentando alejarse lo más posible de los ruidos de la batalla.

Tras lo que le pareció una eternidad, sus pies tocaron de repente un suelo resbaladizo, y anduvo ciega en la oscuridad hasta poder agarrarse a algunas raíces y reptar a la orilla, donde quedó tendida, tosiendo y escupiendo, helada hasta la médula. Viva.

Se incorporó al escuchar unos gemidos cercanos. Las nubes se entreabrieron lo suficiente para mostrar la sombra encogida de otra joven, y Cream se movió hacia ella, tosiendo todavía, y le palmeó la cabeza murmurando,'está bien, ahora estamos seguras'. Dos chicas más treparon a la orilla, y se sentaron todas juntas, temblando de frío y de miedo.

Esperaron. El resto del grupo no apareció. El sonido de la batalla se apaciguó, y pronto dejó de oirse. De tanto en tanto el viento traía gritos o voces, pero al cabo de un rato, hasta eso cesó por completo, y el río no escupió más muchachas.

Thursday, November 6, 2014

La noche antes de la boda



Es demasiado temprano. O demasiado tarde. 
Cream está sentada frente a la ventana, y sabe que pasarán horas antes de que  las lahlahs aparezcan con sus cantos y sus flores, seguidas de las nahlas con el vestido de la ceremonia, y por último las nahnahs con los consejos y las joyas para la boda.

En la boda de Layhfaith, Cream fue una de esas lahlahs. Recuerda la agitación de las jóvenes, y lo sorprendente que fue encontrar a Layhfaith llorando y rogando que la dejaran sola, que le permitieran romper el compromiso.

Pero Layhbrin, la bella, les había hablado a Cream y las otras lahlahs, de la boda de su hermana.
Layhtea, que fue también la bella, qué  hermosa y feliz estaba aquel día, y que orgulloso estaba su esposo, ...  tanto, que incluso parecía guapo.


Sí, porque lord Ybrant era con toda seguridad una bellísima persona y un valiente titán, pero nadie diría de él que era apuesto.


Bodas. 
Nunca creyó que este día llegara para ella.

Sentada frente a la ventana, Cream oye los leves sonidos de la noche en el monasterio, y sabe que el ganado empezará pronto su habitual motín de la mañana, y que las gallinas estarán inquietas, y las legas en las cocinas encenderán los fuegos y prepararán las mesas para el desayuno de la comunidad.

Cream evoca su primer contacto con el que sería su nuevo hogar, el día que el escudo la llevó al monasterio.

Parece tan lejano, como si siempre hubiera pertenecido al monasterio, con sus vírgenes y sus monjas. Un lugar inmenso, construido por titanes, más poderosos incluso que los actuales, los que movieron  aquellas piedras, y construyeron unos techos inalcanzables.

El día de la llegada de Cream, el monasterio la impresionó como había impresionado a otros antes e impresionaría a otros después.

Cierra los ojos para imaginarse a sí misma, un niña escondida tras los anchos hombros de lord Roman, y siente el mismo deseo infantil de quedarse con ellos, los que la habían protegido y mantenido a salvo contra toda probabilidad.