Wednesday, November 19, 2014

VII -No gran cosa como mujer

Al día siguiente tuvieron más suerte. O quizá no. Encontraron a las chicas.

Seth dijo que los animales acudieron para comerse los restos cuando ya habían muerto congeladas, pero quién podía asegurarlo.
La chica de Loucester tenía una expresión de horror en el lado de la cara que aún conservaba, que impresionó a Cream, y más tarde, esa noche, la persiguió en sueños.


Dean observaba a la niña, inclinando su cuerpecillo frágil para entrar en la tienda.
'No es gran cosa como mujer, pero en caso de necesidad, serviría'.
'Bromeas. Es un ratoncito, todo huesos bajo ese vestido de saco. ¿Qué edad puede tener? ¿Doce? Dudo que ni siquiera tenga tetas'. Los ojos soñadores de Seth miraron el fuego, seguramente evocando alguna otra mujer muy real, con tetas reales.
'Hm... pero su cabello es bonito'
'Sí, cierto'
‘Basta’. Los dos hombres levantaron los ojos hacia Roman.’Dejadlo. Por lo que sabemos, es una virgen del monasterio. Por lo tanto, la llevaremos allí y que no se os ocurra ni pensar en tonterías con ella'.
‘Sí, claro'. Dean tenía que discrepar, estaba en su naturaleza. No podía evitarlo. '¿Y qué pasa  si ya no es virgen? ¿Qué pasa si nos culpa a nosotros?'

Roman sostuvo la mirada de Dean. No parpadeó hasta que la voz gruñona de Dean admitió, 'vale, bromeaba'.
‘Yo haré la primera guardia, idos  a la cama’.
Seth se levantó y estiró los brazos con un gran bostezo..
‘ Hey, hey. La niña llegará virgen y a salvo al monasterio, y nosotros llegaremos, no vírgenes, pero sí a salvo también... al Recibidor Blanco'.


‘¡Creedlo!’, corroboró  Dean, y los tres rieron y chocaron sus puños sobre el fuego.

Capítulo anterior: Buscando supervivientes

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